La violencia golea al fĂștbol de LatinoamĂ©rica

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AFP-. El del estadio del QuerĂ©taro, en MĂ©xico, fue uno de los episodios mĂĄs dramĂĄticos, pero no el mĂĄs reciente ni el Ășltimo de un flagelo que atormenta sin tregua al fĂștbol de LatinoamĂ©rica: la violencia de los hinchas, que estĂĄ lejos de ser controlada, segĂșn expertos.

La trifulca desatada el 5 de marzo durante el juego entre Querétaro y Atlas, actual campeón mexicano, dio la vuelta al mundo. El enfrentamiento entre hinchadas dejó 26 heridos, 22 capturados y una batería de sanciones contra clubes y aficionados.

Esa misma noche hubo agresiones a las afueras del estadio de Palmaseca en el marco del derbi de la ciudad colombiana de Cali entre América y Deportivo Cali.

Al día siguiente, un hombre murió de un balazo en un enfrentamiento entre aficionados del Atlético Mineiro y el Cruzeiro antes del clåsico del estado brasileño de Minas Gerais.

Y en Uruguay, esa dĂ­a los ĂĄrbitros decretaron una huelga luego de que en doce dĂ­as dos jueces recibieran amenazas de muerte y otro fuera objeto de un intento de agresiĂłn por parte de un allegado del club Danubio.

Pelea de aficionados en el Estadio Corregidora de México en el partido Querétaro vs Atlas.

Violencia en el fĂșbtol de LatinoamĂ©rica: un problema de gran escala 

Cuatro escenas en paĂ­ses diferentes de un mismo problema que no ha sido abordado adecuadamente por las autoridades, pese a que mancha la pelota desde hace dĂ©cadas, segĂșn especialistas.

“No hay cĂłmo acabar la violencia en el fĂștbol, eso debe quedar muy claro, pero se puede disminuir. Para eso se necesita una polĂ­tica pĂșblica muy completa”, dice a la AFP Heloisa Reis, autora del libro “FĂștbol y violencia” y profesora de la universidad Unicamp de Sao Paulo.

PaĂ­ses como Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Honduras, Ecuador, PerĂș o Uruguay promulgaron leyes o normativas desde los años 2000 para prevenir desmanes y sancionar incluso con penas de cĂĄrcel.

Algunas de ellas replican acciones en Europa para controlar a los ‘hooligans’, como identificaciĂłn biomĂ©trica o videovigilancia en los estadios.

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– “Masculinidad tĂłxica” –

Tras los violentos disturbios en QuerĂ©taro, MĂ©xico prohibiĂł el ingreso de fanĂĄticos visitantes, una medida usada o que aĂșn rige en Argentina, Brasil y Colombia, y cuestionada por expertos porque, sostienen, la violencia se traslada a las calles.

Pese a todo, los muertos siguen contĂĄndose por decenas: 157 en Brasil entre 2009 y 2019; 136 en Argentina en los Ășltimos 20 años y al menos 170 en Colombia entre 2001 y 2019, segĂșn estudios acadĂ©micos o de oenegĂ©s.

“El gran fracaso de estas polĂ­ticas es que se concentran exclusivamente en la seguridad”, señala el sociĂłlogo GermĂĄn GĂłmez, investigador de la AsociaciĂłn Colombiana de Estudios del Deporte.

Los especialistas coinciden en que las medidas de choque muchas veces no se aplican y suelen obviar el trabajo pedagĂłgico y el trasfondo social, como el desempleo, la desigualdad o consumos problemĂĄticos de droga y alcohol. Y tampoco atacan las complicidades de algunos clubes con las barrabravas.

Investigadora del tema desde hace casi treinta años, Reis afirma que la raĂ­z del problema es la llamada “masculinidad tĂłxica”. Esto es una competencia entre hombres para conquistar el poder -dentro de las ‘torcidas’ o frente a los rivales en el caso del fĂștbol- por medio de la fuerza fĂ­sica.

Pelea entre policías e hinchas del América y Deportivo Cali en Colombia.

Por eso, aboga por polĂ­ticas pĂșblicas centradas en la educaciĂłn de los hombres, principales miembros de las barrabravas.

Pero no es optimista: “Hace siglos que vivimos bajo dominaciĂłn masculina. Los valores masculinos reproducidos son de dominaciĂłn, fuerza, valentĂ­a. ÂżHay perspectiva de acabar con eso? No”.

– Efecto pandemia-

Aunque no hay cifras recientes, especialistas perciben un alza de la violencia desde que el pĂșblico regresĂł a los estadios tras el confinamiento por la pandemia.

“Son las consecuencias de un encierro tan prolongado, cuando las personas vuelven a un evento pĂșblico tienen como una necesidad de estallar”, explica GĂłmez, sin olvidar “el componente muy fuerte de violencia” de las barras.

En Brasil, por ejemplo, desde el 12 de febrero, se reportaron al menos nueve hechos violentos; entre ellos la muerte por un balazo de un hincha del Palmeiras y agresiones a buses de varios equipos, que dejaron futbolistas heridos.

“Estamos sorprendidos por esa agresividad en algunos juegos”, afirma Luiz Claudio do Carmo do EspĂ­rito Santo, presidente de la AsociaciĂłn Nacional de Torcidas Organizadas, que reĂșne a casi 1,5 millones de personas de casi 200 barras de Brasil.

Miembro hace 28 años de la barra del Vasco da Gama de Rio de Janeiro, el líder asegura que esos hechos son responsabilidad de una minoría que no es sancionada.

“Portan una camisa del equipo y ya los consideran miembros de la hinchada organizada, entonces nos sancionan a todos”, apunta. “ÂżPor quĂ© no los capturaron o los castigaron? En el prĂłximo juego van a estar otra vez peleando”.

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