Redacción (AFP). El propietario del Olympique de Marsella, Frank McCourt, y su presidente, Pablo Longoria, denunciaron un “sistema” basado en el “miedo” alrededor del club.
Lo anterior pidiendo una acción colectiva para lograr “un cambio profundo”.
“En otro país, esta situación sería automáticamente denunciada. Recibir amenazas es algo ante lo que puedo aceptar que se diga que es porque el Marsella es así”, declaró Longoria.
“Lo que ocurrió el lunes es inadmisible”, insistió, añadiendo que no había propuesto su dimisión a McCourt.
Llegar a acuerdos
El lunes tuvo lugar una reunión entre directivos del club y representantes de los grupos de animación, que habrían pedido la dimisión de Longoria y de sus principales colaboradores por la política deportiva del club.
“Apoyo firmemente a Pablo Longoria”, afirmó en un comunicado McCourt.
Para el empresario estadounidense, “la situación que se produjo el lunes y que nos llevó a la dimisión de Marcelino y de su cuerpo técnico es inaceptable”.
La dirección del Marsella no envió a ninguno de sus representantes a Ámsterdam para el partido de este jueves ante el Ajax en la Europa League.
Marcelino, amigo de Pablo Longoria, abandonó el club y el interino Jacques Abardonado ocupa el puesto hasta que se elija un sustituto.
Aclaración del club
El miércoles, en un comunicado en el que explicaba las razones de su marcha, Marcelino condenó “las amenazas personales”, que afirmó que conllevaban “posibles consecuencias sobre la integridad física y moral [de los dirigentes]”.
En la entrevista, Longoria detalló el desarrollo de esta reunión, en la cual, según un testigo, los líderes de los grupos se expresaron de manera “extremadamente virulenta”.
“Pude hablar dos minutos, luego me cortaron y todo se degradó rápidamente. Nos dijeron que dimitiéramos los cuatro [el presidente Pablo Longoria, el director de fútbol Javier Ribalta, el director general Pedro Iriondo y el director financiero Stéphane Tessier], si no hay guerra”, cuenta Longoria.
“No tuve miedo, pero me dejó impactado”, añadió.
“Hay demasiados intereses individuales alrededor del Marsella, en muchos aspectos. Lo que ocurrió el lunes es una consecuencia de este sistema. Todo ese movimiento se basa en provocar miedo”, apuntó.
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