REDACCIÓN. (AFP) Después de Carlos Alcaraz y Novak Djokovic, la tenista estadounidense Coco Gauff entregó su corona de campeona del US Open en los octavos de final, que vivieron el partido femenino más nocturno de su historia.
La caída el viernes de Djokovic y la del domingo de Gauff, a manos de su compatriota Emma Navarro, dejaron al Grand Slam de Nueva York sin los dos ganadores del año pasado.
Cerrando el calendario de los cuatro torneos grandes, el Abierto de Estados Unidos se ratificó como el más imprevisible de todos ellos.
Ningún campeón del cuadro masculino ha revalidado el trofeo desde el reinado de Roger Federer entre 2004 y 2008, al igual que ninguna ganadora lo hizo desde Serena Williams entre 2012 y 2014.
La propia Williams, retirada dos años atrás en este escenario, acudió el domingo a Flushing Meadows a presenciar el cruce de octavos de Coco Gauff, su heredera como ícono del tenis norteamericano.
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No habrá defensa de Gauff
A sus 20 años, Gauff afrontaba la defensa de su único título de Grand Slam pero sus ilusiones de seguir los pasos de Williams se desvanecieron ante una gran actuación de Navarro y sus propios errores.
La estadounidense se condenó con hasta 19 doble faltas, varias de ellas en momentos decisivos del juego, y 60 errores no forzados.
A diferencia de su derrota previa ante Navarro en Wimbledon, esta vez Gauff dio batalla hasta el final con el aliento de los más de 20.000 aficionados de la pista central.
Navarro, que vive el mejor año de su carrera, resistió el empuje hasta zanjar el triunfo por 6-3, 4-6 y 6-3. Y ser felicitada en la red por una Gauff con los ojos vidriosos.
“Mentalmente y emocionalmente lo di todo”, dijo después ante la prensa. “Me hubiera gustaría sacar mejor. Si hubiera hecho eso, este partido habría sido otra historia”.