Expresidente de Federación española, Luis Rubiales, a un paso del juicio por el beso forzado a Jenni Hermoso

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La defensora española, Rocío Gálvez, 20, es felicitada por el presidente de la Real Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales. Posteriormente daría un beso forzado a Jennifer Hermoso, atrás de ellos, todo tras ganar el Mundial femenino 2023 en Australia y Nueva Zelanda. Foto: AFP.

El juez Francisco de Jorge ha propuesto este jueves juzgar al expresidente de la Federación Española de Fútbol (RFEF) Luis Rubiales por el beso forzado que dio a la jugadora Jenni Hermoso en la final del Mundial de Australia del pasado año.

En su auto, tras concluir la instrucción del caso, el magistrado de la Audiencia Nacional (principal instancia penal) considera que el beso a la delantera española “no fue consentido y fue una iniciativa unilateral y sorpresiva”, informó la Audiencia en un comunicado.

La decisión todavía puede ser recurrida ante la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, pero deja a Rubiales a un paso de ser juzgado por el beso que dio a Hermoso en la entrega de medallas del Mundial de Australia el pasado año.

El magistrado cree que “la finalidad erótica o no o el estado de euforia y agitación experimentado como consecuencia del extraordinario triunfo deportivo son elementos cuya consecuencia y consecuencias jurídicas deberá valorarse en el juicio oral”.

“Acusación sostenible”

Pero, recuerda que un beso en los labios “afecta a la esfera de la intimidad reservada a las relaciones sexuales, en particular en el contexto de dos personas adultas”.

Desde una reciente reforma del Código Penal español, un beso no consentido puede considerarse agresión sexual, una categoría penal que agrupa todos los tipos de violencia sexual.

“No fue intencionado. No había connotación sexual de ningún tipo, sólo fue un momento de felicidad, la gran alegría del momento”, había afirmado Rubiales en una entrevista con el programa de televisión británico Piers Morgan Uncensored en septiembre pasado.

El juez De Jorge también propone juzgar al exseleccionador femenino Jorge Vilda, al director deportivo de la selección masculina Albert Luque y al exresponsable de marketing de la RFEF Rubén Rivera por las posteriores presiones recibidas por Hermoso para que apoyara la versión de Rubiales.

Citan a Montse Tomé

El magistrado considera que hay indicios de una acción de los tres acordada con el expresidente federativo para “doblegar la voluntad” de la jugadora y “conseguir que accediera a grabar un vídeo en el que dijese que el beso había sido consentido”.

Vilda, que rechaza haber ejercido estas presiones, ha logrado que la Audiencia Nacional acceda a su petición de que declare como testigo su antigua adjunta y actual seleccionadora, Montse Tomé.

Según la Audiencia, la declaración servirá para aclarar “si la no convocatoria de Jennifer Hermoso en dos partidos de España tuvo relación con la negativa de la jugadora a firmar un comunicado conjunto con Rubiales” por el beso.

Tomé no convocó a Hermoso para los dos primeros partidos de España tras el Mundial en septiembre pasado, alegando querer proteger a la jugadora en el punto más álgido de la polémica por lo ocurrido en Australia.

La delantera volvió a jugar con España en octubre pasado, en la siguiente ventana internacional.

Beso “inesperado”

El juez cierra así la instrucción del caso tras la denuncia presentada por la futbolista en septiembre por el beso forzado que le propinó Rubiales.

El pasado 2 de enero, el juez tomó declaración a Hermoso, quien reiteró que el beso fue “inesperado” y “en ningún momento consentido”, según informaron entonces fuentes judiciales.

La jugadora afirmó igualmente que sufrió un “atosigamiento constante” de Rubiales y su entorno en los días posteriores, según la misma fuente.

El juez también había escuchado en septiembre pasado a Rubiales, quien defendió ante el magistrado que el beso había sido consentido.

Rubiales rechazó, en un primer momento, dimitir por su acción en una polémica asamblea de la RFEF el 25 de agosto, pero en los días siguientes, la presión fue creciendo desde el gobierno, la justicia y el propio mundo del fútbol hasta que el 10 de septiembre presentó su dimisión.

El expresidente federativo, suspendido por tres años por la FIFA, alegó que dejaba el cargo por una “campaña desproporcionada” en su contra y el deseo de no perjudicar la candidatura al Mundial de 2030.

© Agence France-Presse

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