REDACCIÓN. (AFP) Un combate así no tenía lugar desde hace 25 años. El mundo del boxeo tendrá los ojos puestos el sábado en Riad, donde se coronará el nuevo rey absoluto de los pesos pesados: Tyson Fury o Oleksandr Usyk.
Por un lado, el británico posee el título CMB de los pesados desde 2020 con el segundo de sus tres combates épicos contra Deontay Wilder.
Por el otro, el ucraniano porta los cinturones AMB, OMB y FIB desde que destronase a Anthony Joshua en 2021.
El vencedor -en caso de haberlo- se convertirá en el primer campeón indiscutido del peso pesado desde Lennox Lewis, coronado en 1999 en Las Vegas.
Aquel año, once después de su título olímpico en Seúl, Lewis logró el Graal con su victoria a los puntos contra Evander Holyfield.
Un cuarto de siglo después, es en Arabia Saudita, en Riad, convertida en capital mundial del boxeo, donde tendrá lugar la pelea del siglo.
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Fury ante Usyk
A pesar de interés mediático que ha despertado, el espectáculo podría convertirse en pólvora mojada según algunos analistas, que creen que Fury optará por una estrategia eminentemente defensiva.
Fuerza de la naturaleza de 2,06 metros, el púgil de Mánchester de 35 años viene de una victoria pírrica, por no decir humillante, contra el luchador de MMA reconvertido Francis Ngannou en octubre.
Sin embargo, desde entonces se desembarazó de sus kilos de más y presenta el mejor estado físico de su vida.
A sus 37 años, Usyk, antiguo campeón indiscutido del peso crucero, también campeón olímpico en 2012, mide 15 centímetros menos que el británico.
Pero no sería la primera vez que tumba a un adversario más grande, ya que lo hizo en dos ocasiones contra el imponente Anthony Joshua.