REDACCIÓN (AFP).- Un año después del fiasco de la final de la Liga de Campeones, disputada el 28 de mayo de 2022, por los problemas de seguridad en el Stade de France de París, la UEFA ha tomado una serie de medidas para mejorar la acogida de los aficionados, pero también tendrá, a largo plazo, que repensar el sistema de designación de las sedes.
¿Cuál es la responsabilidad de la UEFA en los incidentes del Stade de France?
Aunque las críticas se concentraron en el comportamiento de las autoridades francesas, sobre todo por parte de los aficionados del Liverpool que fueron objeto de robos y actos violentos y que fueron injustamente responsabilizados de lo sucedido por el ministro francés del Interior, Gérald Darmanin, la UEFA tiene “la responsabilidad primera de los fiascos que casi llevaron al desastre”, según las conclusiones de una investigación independiente conocidas a mediados de febrero.
La instancia europea, organizadora del partido más importante de la temporada sobre el Viejo Continente, “debería haber vigilado, supervisado y contribuido a las medidas de seguridad”, independientemente de los fallos que pudieron cometer otros actores, desde la gestión del transporte al uso de gases lacrimógenos por parte de la policía, según los expertos.
La UEFA pidió disculpas, prometió introducir “los cambios apropiados” y se comprometió a comienzos de marzo a devolver el importe de las entradas a todos los aficionados del Liverpool y de manera individualizada en el caso de los hinchas del Real Madrid, menos afectado por lo ocurrido.
¿Qué lecciones se sacaron?
El pasado 5 de mayo, la UEFA presentó una batería de medidas para “reforzar la protección de los aficionados” en las finales europeas: mejora de la señalización alrededor de los estadios, más personal para recibir a los hinchas, “sobre todo” a las familias y discapacitados e integrar a los grupos de simpatizantes en la planificación de los partidos.
“Cuando la gente llegue al estadio, la idea es evitar que sus únicos interlocutores sean los policías antidisturbios”, explica a la AFP Ronan Evain, director ejecutivo de la organización Football Supporters Europe, que trabaja con la UEFA desde hace meses.
Además, la instancia con sede en Nyon prometió reforzar sus “exigencias en materia de candidaturas de los países organizadores”, sin dar más precisiones.
¿Se puede repetir lo que ocurrió en París?
Como todas las organizaciones deportivas, la UEFA depende de los países organizadores de sus competiciones en materia de seguridad, teniéndose que adaptar a las diferentes prácticas locales de cada uno de los 55 miembros de la instancia, sin tener ningún poder de decisión.
“La cuestión de fondo es la oportunidad de encomendar este tipo de eventos a regímenes autoritarios”, que son proclives a organizarlos para sacar un rédito político, subraya un buen conocedor de las instancias futbolísticas.
Por ejemplo, la disputa de la final de la Liga de Campeones en Estambul (próximo 10 de junio) no tranquiliza a muchos observadores, sobre todo con el recuerdo aún de la Supercopa de 2019 en el estadio del Besiktas, que el Liverpool ganó al Chelsea.
“Una hora y media antes del partido, las autoridades turcas sustituyeron para los controles a los ‘stewards’ (personal de seguridad privada) por policías” que ni siquiera “hablaban inglés y que confiscaron bufandas y banderas”, según la misma fuente.
Nada impide por el momento de pensar en un escenario semejante, pese a que la UEFA piensa exigir en futuros procesos de candidatura a organizar sus finales continentales compromisos por parte de los aspirantes “a actuar conforme a la filosofía” de la Convención del Consejo de Europa sobre seguridad en los estadios, “aunque su país no se haya adherido”.
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