Redacción (AFP). Corredor más combativo de la pasada edición del Tour de Francia, en la que no ganó etapa, el belga Victor Campenaerts levantó los brazos por primera vez en la ‘Grande Boucle’.
Campenaerts superó en el esprint a sus dos compañeros de escapada, este jueves en Barcelonnette (este).
Tan batallador sobre el asfalto, protagonista en fugas y especialista en contrarreloj -llegó a poseer el récord de la hora- como padre afectuoso con su bebé Gustaaf, al que saludó con ojos vidriosos y lágrimas de emoción nada más cruzar la meta de la 18ª etapa en una videollamada con su esposa y su retoño.
La ocasión lo justificaba. A sus 32 años, este corredor con victorias en el Giro de Italia y en varios contrarrelojes, entre ellas en los campeonatos de Europa, había logrado al fin apuntar su nombre como ganador de etapa del Tour.
Sentimientos de satisfacción
“Correr el Tour es especial, terminarlo está ok, y ganar una etapa es especial, es un momento increíble”, experimentó el hombre del día, incapaz de esconder su alegría detrás de su bigote.
Campenaerts superó en meta a sus dos compañeros de escapada, el francés Matteo Vercher (TotalEnergies) y el polaco del Ineos Michał Kwiatkowski, excampeón del mundo en 2014.
Fue la primera victoria en la presente edición de la ‘Grande Boucle’ de su equipo Lotto Dstny.
Los corredores que pelean por la general llegaron a meta a 13 minutos y 40 segundos del ganador del día, con lo que no hubo cambios en los primeros puestos.
Fuga exitosa
El belga se fugó de un grupo de algo menos de una cuarentena de corredores, entre ellos los españoles del Movistar Oier Lazkano y Álex Aramburu, Raúl García Pierna (Arkea), o el ecuatoriano Richard Carapaz (EF Education), ganador de etapa la víspera, y fue el más fuerte en el esprint final.
Lazkano, que era la principal baza para dar a España su primera victoria de etapa en este Tour, llegó a coronar en cabeza los tres primeros puertos puntuables del día.
Pero el corredor vasco de 1,90 metros de altura no pudo seguir el cambio de ritmo de Kwiatkowski en Côte des Demoiselles Coiffées, que solo resistieron Campenaerts y Vercher.
“Mi intención era ganar esta etapa, pero todavía hay muchas cosas que aprender. Nunca antes estuve en una grande en una fuga tan numerosa, las había visto por televisión, pero a 180 pulsaciones no se ve todo tan claro y es difícil manejarte en ella”, explicó el vasco.
Marca de asfalto para Johannessen
Una de las imágenes del día la dejó el noruego Tobias Johannessen (Uno-X), que se fue al suelo en un descenso en medio de las espectaculares vistas de las aguas turquesas del lago Serre-Ponçon, y de la que salió con sendos rasponazos rojos en su hombro izquierdo y en la pantorrilla.
Fue probablemente la etapa más abierta de inicio en este Tour, la que contó con mejores vistas, por los Alpes de la Alta Provenza, y quizás la última para que se apuntase un corredor ‘mortal’.
Ya solo descansan por delante tres etapas para conocer al vencedor de la 111ª edición del Tour de Francia.
Dos por las grandes cumbres de los Alpes, el viernes y el sábado, y la contrarreloj final en Niza.
El viernes, la serpiente multicolor recorrerá 144 kilómetros, con tres puertos por encima de los 2.000 metros de altitud, en la que será una de las últimas ocasiones para Jonas Vingegaard y Remco Evenepoel de apurar sus escasas opciones ante Pogacar.
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