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sábado, diciembre 21, 2024

La FIFA atribuirá, sin suspenso, las sedes de los Mundiales de 2030 y 2034

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Redacción (AFP). España-Portugal-Marruecos con un paso por Sudamérica para el Mundial-2030 y luego Arabia Saudita en 2034: la FIFA atribuirá este miércoles estas dos ediciones de su competición estrella, confirmando una organización inédita y a un nuevo gigante en el mundo del fútbol.

Aunque esta decisión doble se someterá a votación en el congreso virtual de la instancia rectora del fútbol, ​​no hay ninguna posibilidad de sorpresa, ya que son las únicas candidaturas en lista.

El ‘Mundial del Centenario’, que festejará los 100 años del torneo, cuya primera edición se celebró en Uruguay en 1930, se convirtió en un culebrón geopolítico antes de que se alcanzara un acuerdo entre confederaciones.

Con los británicos más interesados ​​en concentrar esfuerzos en una candidatura a la Eurocopa-2028, en un primer momento se habló de varias posibilidades para la sede en 2030.

Candidaturas

Primero con Corea del Sur explorando una candidatura asiática junto a Corea del Norte, Japón y China.

A continuación, en 2019 se lanzó la apuesta sudamericana con cuatro países y la UEFA entró en la pugna en 2022 con España y Portugal, a la que se unió Ucrania para mandar “un mensaje de solidaridad y esperanza” tras la invasión rusa.

Pero el año pasado, Ucrania fue sacada discretamente de la candidatura europea y se unió a ella Marruecos.

Y Sudamérica acabó renunciando a un cambio de obtener un gesto simbólico: organizar los tres primeros partidos del torneo en Uruguay, Paraguay y Argentina.

Estadio gigante en Marruecos

Tras estas “celebraciones del Centenario” previstas el 8 y 9 de junio de 2030, con el frescor del invierno austral, los seis equipos implicados y sus aficionados deberán cruzar el Atlántico para unirse a las otras 42 selecciones participantes y completar los 101 partidos del torneo, entre el 13 de junio y la final programada el 21 de julio.

Con 11 de 20 estadios propuestos, España debería ser la sede principal de un torneo que ya se organizó, en solitario, en 1982, con un Portugal, que nunca albergó esta competición, y Marruecos, que será el segundo país africano en organizarlo, tras Sudáfrica-2010.

España y Marruecos se disputan aún la organización del partido inaugural y la final, proponiendo respectivamente el Santiago Bernabéu y el Camp Nou y el futuro estadio Hassan II entre Casablanca y Rabat, que ambiciona convertirse en el “mayor recinto del mundo” con capacidad para 115.000 espectadores.

Portugal, que está organizando la Eurocopa-2004, propone por su parte sus dos estadios de Lisboa y el del Oporto, aspirando a organizar una de las dos semifinales.

Invocando el principio de rotación continental del torneo, la FIFA limitó a las confederaciones asiáticas y oceánicas la presentación de candidaturas para la edición de 2034.

Trabajadores de la construcción trabajan en el Estadio de Marrakech, en Marruecos.
Trabajadores de la construcción trabajan en el Estadio de Marrakech, en Marruecos.

Temores por los derechos humanos

Y Arabia Saudita, emergente superpotencia en el deporte mundial, se ha encontrado como única candidata tras la renuncia de Australia e Indonesia y que China ha puesto en cuarentena sus ambiciones futbolísticas.

El reino del Golfo, lanzado a una estrategia de diversificación para prepararse a la era post-petróleo, solo dispone por ahora de dos de los 14 estadios con capacidad para al menos 40.000 espectadores exigidos por la FIFA para recibir a los 48 equipos clasificados.

Más allá del desafío logístico, el calor del verano saudita podría obligar a desplazar la competición al invierno o al otoño boral, como ya ocurrió en Qatar-2022, pero habrá que compaginarlo con el Ramadán, que comenzará el 26 de diciembre.

Pero, sobre todo, la designación programada del país ultraconservador ya ha provocado un concierto de críticas.

El pasado 11 de noviembre, Amnistía Internacional y la organización Sports and Rights Alliance (SRA) instaron incluso a la FIFA “a interrumpir el proceso de candidaturas” .

Estas organizaciones se inquietan por la explotación de los trabajadores migrantes, que serán movilizados en masa para renovar las infraestructuras, pero también las discriminaciones que puedan sufrir los aficionados.

Unos temores que también afectan a la candidatura de 2030: Amnistía y SRA reclaman una estrategia creíble “para proteger jugadores y aficionados contra las violaciones discriminatorias, prevenir el uso excesivo de la fuerza policial y garantizar los derechos de los habitantes en materia de alojamiento”.

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