Redacción (AFP). El regreso a la competición de Rafa Nadal en Brisbane atrae todos los focos en el inicio de la temporada 2024, pero otro excampeón de un Grand Slam, el croata Marin Cilic, está también de vuelta después de un año 2023 casi en blanco.
A sus 35 años, el que llegara a ser número 3 mundial y campeón del Abierto de Estados Unidos en 2014, acaba de pasar un calvario por una grave lesión en la rodilla derecha.
Esta la sufrió hace casi un año en el inicio de la temporada de 2023, en el torneo de Pune (India).
Fue operado y ha necesitado doce meses para recuperarse. Casi un año en el que se ha planteado varias veces si su carrera estaba terminada.
Pero el gigante (1,98 metros) croata no se rindió y está en Hong Kong para iniciar su año con ilusiones renovadas.
Un buen regreso
Cilic había comenzado su temporada 2023 con una buena dinámica, regresando al ‘Top 15’ por primera vez desde 2019. Pero su lesión de rodilla lo estropeó todo.
Después de su operación, solo disputó un partido en el circuito principal ATP, en el torneo de Umag ante sus compatriotas, pero fue derrotado allí en dos sets en primera ronda.
No estaba preparado y regresó a la convalecencia soñando con una reaparición de verdad.
“Era un año interesante, que se interrumpió justo al principio”, dice Cilic en una entrevista con la AFP antes del inicio del torneo ATP 250 de Hong Kong.
“Me operé del menisco y he tenido luego problemas de cartílago”, cuenta.
Caído al puesto 674º en el ranking mundial, dos por debajo de Rafa Nadal, Cilic no se ha visto favorecido por el sorteo del torneo de Hong Kong, donde en la primera ronda tendrá un adversario duro, el alemán Jan-Lennard Struff (25º del mundo).
“Un adversario difícil”, admite el croata. “Nos conocemos desde hace muchos años y somos amigos de verdad. Va a suponer un gran desafío”, estimó.
“Hay una vida diferente”
El primer objetivo de Cilic en el inicio de 2024 es la preparación del Abierto de Australia (14-28 de enero), primera cita del Grand Slam y donde estuvo a punto de ser campeón en 2018, cuando perdió en la final ante el suizo Roger Federer tras cinco emocionantes sets.
“Tuve una bola de break en el inicio del quinto set, pero bueno, la dejé pasar. Lo que puedo decir de aquella época y de los meses que la precedieron es que fue sin duda el pico de mi carrera”, asegura.
Para esta nueva fase, prefiere no fijarse objetivos precisos.
“Tuve la fortuna durante muchos años de no sufrir lesiones graves”, dijo.
El año que termina ha sido, por lo tanto, un contraste: “Si tengo la posibilidad de jugar, estaré feliz de verdad. Si no, si las cosas van mal, pues bueno, así será”, afirmó con cautela.
La pausa forzada en una carrera que como profesional comenzó en 2005 le ha dado tiempo también para pensar en la vida fuera del tenis.
“Es gracioso porque tenía la impresión de ser más una persona normal que un tenista profesional”, sonríe.
“Entrenaba, pero mi mente estaba totalmente desligada del circuito y en casa, por las tardes, podía pasar tiempo con mis hijos”, añade este padre de dos niños.
“Estar fuera del circuito me ha dado una perspectiva diferente, la idea de que hay una vida diferente”, afirma.
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