“Redacción (AFP). El luchador Zhan Beleniuk, único campeón olímpico de Ucrania en los Juegos de Tokio en 2021 y diputado en el Parlamento de su país, confía en que las nuevas restricciones llevarán a los deportistas rusos a renunciar a París-2024.
“He leído artículos, citando a dirigentes del deporte ruso, que decían que pensaban boicotear esta competición [los Juegos Olímpicos de París] por las nuevas condiciones del COI [Comité Olímpico Internacional]”, explica Beleniuk desde Kiev.
“Para nosotros es algo muy bueno que no podemos competir en este tipo de competición unos deportistas de un país con el que estamos en guerra”, afirma este luchador, de madre ucraniana y padre ruandés.
Beleniuk está acostumbrado a romper barreras, no solo en la lucha grecorromana.
En 2019 se convirtió en el primer mestizo al ingresar al Parlamento ucraniano, en las filas del partido del presidente Volodomir Zelenski.
Participación con restricciones
A título individual, los deportistas rusos y bielorrusos pueden participar bajo bandera neutral en los Juegos de París.
Esto con la condición de no haber apoyado la ofensiva lanzada por el ejército ruso en Ucrania desde febrero de 2022 o de no ser miembro de un club ligado a las fuerzas de seguridad del país.
A pesar de estas condiciones, que apenas unas decenas de deportistas parecen poder respetar, el ministro ruso de Deportes, Oleg Matytsin, pareció alejar a mediados de marzo la perspectiva de un boicot.
Desde sus palabras, la situación sufrió cambios y el COI también decidió excluir a rusos y bielorrusos del desfile de la ceremonia de apertura.
Lo anterior suscitó un gran enfado de Moscú, que acusó al organismo olímpico de caer en “el racismo y el neonazismo”.
“Hoy se ve que Rusia no está de acuerdo” con una participación bajo esas condiciones, señala Beleniuk.
“Así que la etapa siguiente para el deporte ruso es el boicot y es algo bueno”, apunta este deportista de 33 años.
Antes, incluso de 2022, la vida de Zhan Beleniuk ya se había visto golpeada por la guerra.
Su padre, Vincent Ndagijimana, murió durante el genocidio ruandés de 1994, cuando había regresado a su país.
“Mucho más fuerte”
La invasión rusa le ha hecho revivir fantasmas del pasado, afirma Beleniuk a la AFP: “He pensado en todo eso”.
Luego, agregó: “En la realidad de mi vida. En mi madre, mi padre, la guerra… En que solo tenemos una vida”.
“He crecido en Ucrania, así que es un poco difícil para mí entender esa historia, ese genocidio que destruyó centenares de millas de muertos hace apenas treinta años”, apuntó sobre las matanzas en Ruanda.
Beleniuk visitó la tumba de su padre en el país africano en 2017, un año después de haber logrado la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Río.
“Mis parientes en Ruanda habían escuchado que alguien venía de Ucrania con raíces ruandesas y que había logrado una medalla”, recuerda.
Visita de cortesía
Visitó entonces incluso al presidente del Comité Olímpico Ruandés y ministro de Deportes para enseñarle su medalla y “que el país tuviera por fin una en los Juegos Olímpicos”.
Sin establecer un paralelismo entre el conflicto que vive actualmente Ucrania y el genocidio de Ruanda, que provocó al menos 800.000 muertos, Beleniuk denuncia “los actos de terror del ejército ruso” en su país.
“Todavía hoy, esos tiempos terribles continúan para nosotros, pero intentamos hacer lo que podemos para sobrevivir y conservar nuestro Estado”, apunta.
“Nuestros deportistas son mucho más fuertes que hace dos años”, confía.
“Preocupándose por la seguridad de su gente, por su propia seguridad y por su futuro, se han convertido en deportistas adultos”, asevera.
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